domingo, 29 de diciembre de 2019

EL TRAJE NAVIDEÑO


Cada año cuesta un poquito más enfundarse en este traje, unos lo llaman disfraz, otros lo llaman obligación... A mí me enseñó mi padre a llamarlo "Espíritu Navideño".

La verdad es que es un traje extraño, parece como si mutara, como si cambiara cada año, pues cada Navidad parece de una talla distinta...

Yo siempre me esfuerzo en ponerme el "traje Navideño" lo antes posible, por mí y por los que me rodean (aunque sin exagerar, que hay quien mezcla Halloween con Papá Noel y tampoco hay que correr tanto... ¡Que no somos el Corte Inglés!).

El caso es que a pesar de mis esfuerzos, cada Navidad el "trajecito" me cae muy distinto, ¡dichosa magia navideña!

Unas veces me está muy apretado, tanto que me ahoga y me siento incómoda, tensa, nerviosa... Deseando quitármelo.

Otras veces me siento como si el traje fuera tres tallas más grande..., Y aunque estoy cómoda con el, me siento rara, descolocada, perdida como una Alicia en un país extraño.

Este año la verdad es que intenté ponerme el traje y... ¡nada! Parecía prestado, como si no fuera el mío, y me hacía sentir culpable, culpable por vestirme así con mi "Espíritu Navideño" una vez más, con todo lo malo que nos rodea y la tristeza o el miedo que a veces nos invaden el corazón. 

Pero me empeñé con fuerza y al final me lo coloqué en su justo momento, ¡y me sienta bien!, estoy cómoda y calentita aunque... noto algo raro, como cuando estrenas una prenda y te molesta la etiqueta. Así que me miro al espejo y me paro a reflexionar, buscando lo que falla. Me miró por delante, por detrás,  y de pronto... ¿será cosa mía o de la magia Navideña? Mi reflejo me muestra una niña de 10 años que... ¿soy Yo? ¡Sí, me reconozco! Mi hoyuelo, mis coletas, ahí estoy.

Y de pronto me siento feliz, muy feliz y ¡ya está! No le doy mas vueltas y me voy a gritarle al mundo, o mejor a cantar villancicos, que es más mi estilo, y a celebrar la Navidad con toda la gente que quiero.

Si a ti también te cuesta cada vez más ponerte tu traje Navideño, te diré dos cosas:

Primero: tú póntelo, y luego ya veremos... ¡Aunque sólo sea para salir en la foto!

Segundo: si te aprieta o te está grande, recuerda que siempre puedes contar con los que te rodean para que te hagan un arreglillo... Que las cosas malas vienen solas, pero los buenos momentos hay que empeñarse en buscarlos.

¡¡Feliz Navidad!!