Cómo me gustan esas reuniones de amigos o familia, que de forma improvisada resultan tan agradables que no ves el momento de irte. Esos ratos, escasos y preciosos cuando te encuentras a gusto y relajada, y la energía del “buenrollismo” fluye felizmente entre todos los reunidos.
Y en eso estábamos aquella noche
en mi casa, sin prisas, pidiendo unas pizzas que tardarían siglos en llegar,
hablando de todo y de nada… (y en lo de hablar, a mi familia no nos gana nadie). Hasta que llegó el momento de las “genialidades”. Lo he bautizado con ese nombre porque supongo que a
todos nos ocurre que al juntarte con más de tres personas en modo cool (léase:
charla amena y distendida, para el que no sea cool…), llega el momento de las
ideas geniales. Ideas para solucionar el país, ideas para solucionarle la vida
a un amigo, para hacerte rico, para hacerte famoso…., o bien para ¡salvar al
mundo a lo grande!
Y en aquella noche de “genialidades”
nos dio por los INVENTOS. Inocentemente empezamos a comentar la
noticia de que van a desaparecer los Chupa-Chups Kojak de toda la vida (tristemente
para mí y para millones de adictos), eso nos llevó a analizar otros grandes inventos como
el del Chupa-Chup: “…que si fue un invento español, que si también la fregona, que si "...¡no veas qué grandes somos los españoles inventando…!” (de algo hay que
enorgullecerse cuando brindas, y es que ahora mismo no está el país para mucho
orgullo…).
La cosa derivó en proponer cada
uno el invento más necesario, egoístamente hablando eso sí, con
la condición de que tuviera una mínima posibilidad de poder existir en un
futuro medianamente cercano. Y bueno, la cosa no quedó nada mal, ahí va una
selección de los mejores:
- Jorge comentó que sin duda, lo más útil (aunque no para él desde luego) sería un crecepelo potente, rápido y eficaz. Lo cual generó un largo debate paralelo sobre los intereses económicos de los laboratorios farmacéuticos, que nos tienen engañados con tantas cosas y que…bueno, no viene al caso.
- Sandra con gran lucidez, expuso la gran aceptación que tendrían unas capsulas para teñir las malditas canas, cosa de la que ya se está hablando entre los grandes de la cosmética (y lo que nos llevó de nuevo al anterior debate de los intereses económicos que da para largo…).
- Rocío propuso inventar por fin algo para picar que no engorde, pero que esté rico y sabroso de verdad, no como esas mezclas de “abejorro y colipava” que sacan cada temporada y que no sólo saben a rayos, sino que te dejan el estómago con más hambre que antes. Que si tortitas de arroz, tortitas de maíz, de avena, de trigo…eso sí todo inflado, muy inflado.
- Dani, variando un poco la línea, propuso un genial invento a cuyo desarrollo llegó después de comentar por encima la evidente necesidad de “teletransportación” a tu propia cama, una vez que te has “acoplao” en el sofá después de cenar. Sin duda, éste fue el más aplaudido por nuestra improvisada comunidad pseudocientífca.
- Y por fin llegó mi turno, y humildemente diré que mi invento es sin duda el que revolucionará nuestra forma de entender el mundo, la vida, la política y hasta la factura de la luz… Yo llevo tiempo pensando en una App para el móvil, tengo hasta el nombre y todo: “El Rebobineitor” (si, si veo mucho los dibujos de la tele con mis niñas…) Pero esta App será la caña de España, ya lo veréis.
Os pongo un
ejemplo verídico e ilustrativo de sus posibles usos: Hace unos días, en una de
esas mañanas en las que el tiempo corre más deprisa de lo normal y la logística
para salir de casa y llevar a las niñas al cole no hizo más que jugarme malas
pasadas, la gota que colmó el vaso fue meter la mano en mi bolso para coger las
llaves y descubrir (entre gritos de estupefacción y cara de “ajopollo”…), que
el yogur que guardé para tomármelo a media mañana (¿yo soy así de sana?), se había
explotado innundando graciosamente cada uno de los rincones y enseres de mi
preciado bolso…
En estas
agradables circunstancias y rozando ya la hora límite para llegar al cole, opté
por la eficacia, lavé las llaves y nos fuimos pitando. Os podéis imaginar lo laborioso y "divertido" que fue todo el proceso de recuperación del bolso y lo demás…
Y en aquellos
momentos se me hizo la luz, me imaginé pulsando mi maravillosa App “El
Rebobineitor” (de pago por supuesto…) y seleccionando la opción “5 minutos antes”. Y... ¡ya
está!, saco el yogur, lo pongo en sitio seguro y escojo…ummm, ¡un plátano!,
seguro que un plátano no me da problemas, porque siempre se puede confiar en un plátano…